13 DE MAYO/2020
Por Germán Matias Landriel - Profesor en Ciencias de la Educación (UNNE).
No cabe duda que tras la medida de aislamiento social, preventivo y obligatorio decretada por el Presidente de la Nación frente la pandemia del Coronavirus, ha transformado la manera en que percibimos, sentimos y vivimos. En muchos casos, esos cambios fueron drásticos y en otros casos casi pasaron desapercibidos, pero más allá de la manera en que se presentaron los cambios no hay duda de que, el panorama que dejo al descubierto la pandemia, se da en las diferentes áreas de la vida: salud, familia, trabajo, educación, economía, participación social y recreación.
Debemos empezar a tomar conciencia, que por un buen tiempo vamos a vivir en una sociedad de riesgo, en donde el futuro depende de las decisiones que tomemos hoy. Por ello, hay dos cuestiones claves a las que debemos prestar necesaria atención.
En el área de la salud el confinamiento ha impactado de forma directa, sacando a luz la prevalencia de problemas relacionados a la salud mental: ansiedad, depresión, angustia, miedo, trastornos en las conductas, estrés, fobias, conciencia de fragilidad humana, la transformación cotidiana de la vida, tensiones y conflictos en los espacios privados, todas cuestiones que se hacen crónicas y se alargan en el tiempo ocasionando otras cuestiones más graves.
Para hacer frente a los problemas ligados a la salud mental, lo importante es dotar de los servicios especializados que realicen seguimiento, acompañamiento y contención no solo a quienes padecen ciertas patologías sino también a la sociedad en general. Se debe trabajar la capacidad de atravesar y adaptarnos, la capacidad de resiliencia, la capacidad de hacer frente y sacar lo mejor de esta etapa de cambios.
Por su parte la restricción en la circulación y las medidas de aislamiento aún vigente vemos que ya tiene efectos en la economía, anunciando una crisis económica distinta a las que conocíamos hasta ahora, es una crisis a escala planetaria que acarrea una recesión sin precedente. El impacto de la pandemia se evidencia en el aumento del desempleo, la disminución de la actividad comercial e industrial y en las inversiones, quiebra y cierre de empresas y comercios, lo que significa inestabilidad e incertidumbre laboral y económica.
Queda claro que además del plan de emergencia económica que está implementando el Estado no es suficiente para salir delante de esta crisis. Además, de la reactivación de los comercios e industrias, subsidios y créditos a tasa 0%, de las diversas estrategias de ventas utilizadas en la virtualidad, la reducción y flexibilización de horarios, se necesita un cambio en la lógica económica, un cambio que debe comenzar en uno, con la capacidad de innovación, de generar cosas novedosas y prestando atención a las reales demandas de la sociedad actual.
Para salir indemnes de las consecuencias de esta pandemia, queda al descubierto la necesidad de pensar, actuar, y vivir de un modo diferente, en relación a lo que veníamos haciendo y también al como veníamos haciéndolo, necesitamos innovar para adaptarnos a los cambios.
Por Germán Matias Landriel - Profesor en Ciencias de la Educación (UNNE)
